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SANTILLANA DEL MAR Y ALTAMIRA
La cueva original se cerró al público en 2002,
después de que estudios científicos alertaran
de que el exceso de visitas estaba alteran-
do el microclima y poniendo en peligro las
pinturas. El cierre fue una decisión dolorosa
pero necesaria. Sin embargo, la historia no
se detuvo ahí. En 2001 se inauguró la Neo-
cueva de Altamira, una reproducción exacta
de la cavidad original, creada con una minu-
ciosidad asombrosa. Esta réplica, construida
junto al Museo Nacional y Centro de Investi-
gación de Altamira, permite al visitante aden-
trarse en la experiencia sensorial y emocio-
nal del arte paleolítico sin poner en riesgo el
tesoro original.
La Neocueva no es un decorado ni un sim-
ple simulacro: es el fruto de años de trabajo
de arqueólogos, arquitectos y artesanos que
replicaron no solo las pinturas, sino también
la textura de las paredes, el relieve del techo,
la iluminación tenue que habría acompañado
a aquellos artistas primitivos. En ese espacio
de penumbra, donde el color parece surgir di-
rectamente de la piedra, uno comprende que
el arte no nació como ornamento, sino como
algo más trascendente, casi un misterio.
Museo de Altamira, entrada y una de sus salas
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