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Castillo de Kuressaare. Isla de Saaremaa
Muhu es de uvas porque uno de los vinos más
septentrionales que se elaboran en el mundo
aquí se vendimia; y es de frondosos bosques que
la visten; y de pasearlos y disfrutarlos a caballo.
Ambas islas están separadas por un estrecho y
somero canal pero también unidas, por un puen-
te. Crucemos a Saaremaa
La costera y encantadora Kuressaare, su capi-
tal, posee la fortaleza estonia mejor conservada
y alberga entre sus muros tres museos y una bi-
blioteca. A la ciudadela en forma de estrella se
accede cruzando un gran foso inundado a través
de una de las tres islas con baluartes defensivos
que completan la fortificación.
Embarcados y aislados
Las conexiones acuáticas acontecen a cada paso.
El río Lõve en sus 32 Km desciende pocos metros
y se interna en la Reserva Natural de Laidevahe,
un entorno de pura vida iluminada por un verde
radiante. Repletas de vegetación tanto en sus ori-
llas como dentro del cauce estas aguas parecen
surcar intrincadas e inaccesibles selvas. Su perfil
plano provoca que el caudal desborde el lecho y el
frondoso bosque de galería que lo acompaña que-
de anegado mostrando imágenes sensacionales.
Como hizo Alicia persiguiendo al conejo, al descen-
der el Lõve en kayak se accede a otro mundo. Se
entra en la naturaleza exuberante donde se siente
la vida silvestre, se huele el verdor y se respira la
aventura. En su tramo final antes de desembocar
se entrega al lago Oessaare rodeado de árboles
VIAJES
Naturaleza de la isla de Saaremaa
y plagado de plantas lacustres y algas, un insólito
rincón donde habitan multitud de aves acuáticas que
nadan, vuelan y cantan.
Y aún hay más, más allá de Saaremaa. A la Reserva
Natural de Abruka, una islita al sur de Kuressaare, se
llega navegando en velero. Una treintena habita en
este paraíso aislado entre imágenes antiguas, vivien-
do entre el bosque y el mar. Y sin asfalto. Aunque se
puede explorar Abruka en un viejo camión soviético
que te trasladará más allá de la realidad.
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