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Te invito a un txikito.
El txacolí ha acompañado la comi-
da; no podía ser de otra manera,
pues el vino vizcaíno por excelen-
cia, entraña una forma de vida,
cuando al caminante que paraba
en el caserío para hacer un alto
en el camino, se le ofrecía un txi-
kito de txacolí acompañado por
nueces y queso, y si andaba con
tiempo, una partida de bolos en el
patio. Cuenta Josu como su vín-
culo con el paisaje y su particular
entidad lo hacen único.
La bodega de Nafarrola guarda
unas treinta referencias de Txaco-
lí; la mayoría se encuentran den-
tro de la misma reserva, aunque
también las hay de otras zonas de
Vizcaya. Los hermanos Goikoe-
txea se jactan de investigar y en-
riquecer el preciado Txacolí. Eso
no quita para que en su bodega
reposen vinos variados, sin obviar
la sidra, tan importante en aque-
llos lares.
Puertas afuera
Los ventanales de las zonas co-
munes y de las ocho habitaciones
del Nafarrola, algunas con ja-
cuzzi, están pensados para otor-
garle el protagonismo a la subli-
me naturaleza que le rodea. Un
interior minimalista, acogedor,
que da relevancia a la madera,
la piedra y el cristal que le viste
y donde nada mas entrar el hués-
ped se siente en casa.
Las excursiones desde el hotel
son a cada cual más bonita; está
el pueblo pesquero por excelen-
cia de Bermeo, el histórico Guer-
nica, pero también el coqueto Ea,
la magnifica playa de Laga, o el
bosque de Oma con los árbo-
les pintados de Agustín Ibarrola,
como el ineludible santuario de
San Juan de Gaztelugatxe y por
supuesto, Bilbao.
LUGARES PARA SOÑAR
Rola te invita a un txikito
Ostra con caviar
Urdaibai
Diversidad biológica
y geológica
Hotel
Nafarrola
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