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Viñedo Mikulovska
Pero independientemente del uso que se le vaya a
dar en su posterior vinificación, las variedades más
plantadas en República Checa son la Veltlínské
zelené (Grüner Veltliner - 9,2%), Müller Thurgau
(8,3%), Ryzlink rýnský (Riesling – 7,4%), Ryzlink
vlašský (Welschriesling – 6,5%) en blancas y la
Frankovka (Blaufränkisch - 6%), la Svatovavřinec-
ké (Saint Laurent – 5,8%) y la Rulandské modré
(Pinot Noir) en tintas.
Así con todo, hay 35 variedades blancas y 26 tintas
inscritas en el Libro de Variedades Estatal, aunque
se pueden encontrar muchas otras en fase de expe-
rimentación o residuales.
El estilo de sus vinos es muy variopinto, pero sin
duda tienen una personalidad arrolladora. El caso
de la Ryzlink rýnský (Riesling) es muy esclarecedor
ya que su perfil difiere bastante del estilo alemán,
con menos acidez en general pero con un podero-
so amargoso y un registro más floral y vegetal que
frutal; así con todo, con unos años en botella siguen
desarrollando los tan apreciados hidrocarburos. De-
pendiendo de la variedad y de la zona, podremos en-
contrar vinos con extremos muy marcados, desde un
Tramín červený (Gewürztraminer) de Velkopavlovická
hasta un Ryzlink rýnský (Riesling) de Mikulovská.
Una de las mejores formas de comprender los vinos
del país, es visitar el Salón de Vinos de Repúbli-
ca Checa en Valtice. Allí, por 695 CZK (unos 29
€) dispondrás de dos horas para degustar los casi
150 vinos que exponen cada temporada. Además
de las variedades más habituales ya mencionadas,
también podrás catar algunas más inusuales como
la Medina (de origen español), las Cabernet Cortis
y Cabernet Dorsa (alemanas) o las blancas autócto-
nas Savilon y Aurelius.
ENOTURISMO
Sin duda República Checa es
un país por el que merece per-
derse entre sus viñedos y vinos,
aunque algunas jarras de Pilsen
hay que alternar para engrasar
bien la maquinaria. En la varie-
dad está el placer.
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