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ENOTURISMO
Más allá de su fuerte y prolífi-
ca industria cervecera, la Re-
pública Checa tiene un gran
arraigo histórico y cultural
vinculado al vino. Por con-
textualizar su situación viti-
vinícola, actualmente la viña
en el país se encuentra dis-
tribuida entre 1.313 viñedos,
más de 850 bodegas, casi
18.300 viticultores y focali-
zada en dos regiones: Mora-
via (concentra el 96% del vi-
ñedo de República Checa con
más de 17.000 ha) y Bohemia
(con el 4% del viñedo).
Breve historia de su vitivinicultura
Como en la mayor parte de Centroeuropa, la dina-
mización de la vitivinicultura llegó de mano de los
romanos a partir del siglo III n. e., una vez que el
emperador romano Probus derogó la ley impuesta
por Domiciano que prohibía la plantación de viñedo
en la mayor parte de las provincias romanas desde el
siglo I n. e. (medida muy proteccionista pero quizás
poco perspicaz para un imperio en expansión). En
cualquier caso, habrá que esperar hasta la Edad Me-
dia para encontrar grandes pruebas que documenten
una viticultura estable y con arraigo: desde herra-
mientas para trabajar el campo y semillas (833–906
Gran Imperio Moravo), hasta donaciones de viñedo
(1057 Bohemia, príncipe Spytihněv II), pasando por
el extenso registro eclesiástico (1195 Znojmo; 1202
Cistercienses en Velehradě). Una fecha importante
en la vitivinicultura Checa, fue el regalo que en 892
el príncipe moravo Svatopluk hizo al príncipe checo
Bořivoj y a su esposa Ludmila para celebrar el naci-
miento de su hijo Spytihněv: un barril de vino moravo.
Es el primer registro en el que el vino tiene un papel
relevante en la nobleza checa, dotando de gran valor
simbólico a este producto.
Encontraremos el primer documento legislativo en el
que se incluyen los viñedos y el vino en el Bergregal
de 1281, el derecho histórico a la propiedad y rega-
lías de la minería. Este documento aseguraba que el
rey, el señor feudal, el dueño del viñedo y el trabaja-
dor de la viña así como el consumidor de vino tuvie-
ran garantizados sus derechos y obligaciones. Pero
sin duda uno de los grandes patronos del vino checo
fue Carlos IV, Emperador del Sacro Imperio Romano
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