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HISTORIA, ARTE Y CULTURA
Los dantzaris, con sus trajes tradicionales, rinden homenaje al Privilegio de la Unión frente al Ayuntamiento de Pamplona
Apuntes para el viaje
Navarra es un cruce de caminos.
Nueva Aquitania (Francia) al Norte,
Aragón al Este, La Rioja al Sur y País
Vasco al Oeste. Su accesibilidad y co-
municación con el resto de España es
total. Desde Madrid (396 km) se llega
o bien por carretera o por tren (AVE
en 3 horas) también el avión es una
buena opción de aproximadamente
una hora de duración.
la del Restaurante VERDUARTE,
en el Palacio de Congresos y Au-
ditorio de Navarra Baluarte; un res-
taurante dirigido por Nacho Gómara
donde la alta cocina tiene como pro-
tagonista la esencia de Navarra: sus
verduras; con un toque de tradición
y aderezado con una gran cantidad
de creatividad Nacho nos deleita
con lo mejor de la huerta navarra
complementado con los mejores
Alojamiento
pescados de río y de la costa vasca
Para una ciudad que acoge una de
y las mejores carnes navarras.
las celebraciones más multitudi-
narias de España (San Fermín)
Pero si algo define a Pamplona son
Pamplona solo cuenta con unos 52
sus PINTXOS, pequeños bocados,
establecimientos hoteleros de dife-
a veces no tanto, que compartimos
rente entidad; entre ellos el Hotel
en rincones emblemáticos de la
Maisonnare y el Hotel Pompaelo,
ciudad, con la “cuadrilla” o la fami-
en pleno casco viejo de la ciudad,
lia, acompañados o regados con
son una opción perfecta para des-
excelentes vinos navarros. ¡Qué di-
cubrir todos los recovecos y el alma
fícil destacar alguno! pero vamos a
de Pamplona y participar en primera
intentarlo: Chez Belagua, La Vieja
línea del Privilegio de la Unión.
Iruña, El Bosquecillo, la Terraza
Baluarte, … o los fines de semana,
Dónde comer, cenar o tomar unos pintxos
en el aperitivo “echar el frito” (para
saber en qué consiste os recomien-
Una de las ofertas gastronómicas
do ir y probarlo)
más sorprendentes de Pamplona es
No se puede abandonar Pamplona
sin probar los “GARROTICOS DE
BEATRIZ”, tal vez la Pastelería
más emblemática de Pamplona;
Lourdes, su propietaria y alma
dulce donde las haya, y no es solo
un recurso literario, nos transpor-
ta con su palabra e historia a ese
mundo de artesanos pamplone-
ses que son todavía hoy esencia
de la ciudad.
También quiero agradecer dos ex-
periencias exclusivas sin las cua-
les este artículo hubiera sido difícil
escribir: disfrutar de una comida
en una sociedad gastronómica
(GURE-LEKU) y de la experiencia
in situ (LABRIT) con un “pelotari”:
Mikel Idoati.
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