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PUEBLOS CON ENCANTO
Ruta de CiclaMadrid @ELEQUIPO / Comunidad de Madrid
Naturaleza viva en la sierra
El visitante curioso descubrirá que el
patrimonio natural del municipio va
más allá de este bosque emblemático.
En el Pinar de Abantos, el aire huele
a resina y montaña. Allí se encuentra
el Arboreto Luis Ceballos, un espacio
de educación ambiental donde crecen
más de doscientas especies de árboles
y arbustos ibéricos. Su visita es casi
un viaje botánico por la península, un
recordatorio de la riqueza vegetal que
cobija la Sierra de Guadarrama.
Quienes prefieran una experiencia más
familiar pueden acercarse al Centro
de Naturaleza InsectPark, en el área
recreativa de El Tomillar. Este museo
vivo sorprende con colecciones de ma-
riposas, escarabajos y otras criaturas
diminutas que, bajo la lupa, revelan la
belleza escondida del mundo natural.
Cada primavera, San Lorenzo de El
Escorial celebra la Travesía de las
Cumbres Escurialenses, declarada
Fiesta de Interés Turístico Regional.
La prueba, que recorre 22 kilómetros
por las cimas que rodean el munici-
pio, reúne a deportistas y amantes del
senderismo en una jornada que aúna
esfuerzo, paisaje y camaradería. Para
los ciclistas, dos rutas de CiclaMadrid
enlazan el municipio con Moralzarzal y
Robledo de Chavela, invitando a peda-
lear por carreteras secundarias entre
pinares, pastos y pueblos de sierra.
Patrimonio ilustrado y
vida cultural
Sin embargo, el encanto del destino
no se detiene en su naturaleza. El
conjunto histórico-artístico de San Lo-
renzo conserva un patrimonio urbano
de extraordinaria coherencia. La Lon-
ja, el Jardín de los Frailes, la Casita
del Príncipe o la Casita del Infante
evocan el gusto ilustrado de los Bor-
bones; el Real Coliseo Carlos III, una
joya teatral del siglo XVIII, recuerda
que aquí también florecieron las artes
escénicas. Pasear por la Casa de los
Oficios, la de los Infantes o la de la
Reina es recorrer la historia viva de
un enclave donde la piedra aún guar-
da el eco de las épocas doradas.
En los alrededores, el Club de Golf
La Herrería ofrece otra manera de
descubrir el paisaje: jugando entre
robles y encinas centenarias, con la
imponente silueta del monasterio al
fondo. Es una imagen que resume la
esencia del lugar: naturaleza y pa-
trimonio, equilibrio entre lo humano
y lo natural.
Sabores de la sierra
Como en todo viaje memorable, la expe-
riencia se completa a la mesa. La gas-
tronomía local honra los productos de la
sierra: las carnes de Guadarrama, tier-
nas y sabrosas, o la micología de tempo-
rada, con setas que los cocineros locales
transforman en recetas de montaña lle-
nas de aroma y sencillez. En las terra-
zas y restaurantes del casco histórico, el
visitante encuentra ese equilibrio entre
lo auténtico y lo refinado que define la
hospitalidad serrana. Después de la co-
mida, un paseo tranquilo por las calles
empedradas, con el sonido de las cam-
panas como telón de fondo, prolonga la
sensación de estar en un lugar donde el
tiempo se ha detenido.
Un viaje en el tiempo
El acceso, además, no puede ser más
sencillo. Desde Madrid se llega en
tren de Cercanías o a bordo del nos-
tálgico Tren de Felipe II, ‘un convoy
de los años cuarenta que serpentea
entre encinares y praderas hasta de-
tenerse frente al Monasterio’. El viaje,
lento y panorámico, es una forma de
regresar a otra época, cuando viajar
era también mirar y detenerse.
San Lorenzo de El Escorial es, en
definitiva, un destino donde la piedra y
el bosque se dan la mano. Patrimonio
Mundial por la UNESCO y corazón
natural de Madrid, conjuga espirituali-
dad, arte y aire puro, invitando al viajero
a reencontrarse con el tiempo sereno y
con la belleza que habita en lo esencial.
San Lorenzo
del Escorial
www.visitmadrid.es
Detalle de la arquitectura del Real Monasterio
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