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RESTAURANTES PROBADOS
Con la llegada del chef Gerardo Mén-
dez, la carta ha sumado nuevos mati-
ces: un crudo de hamacho afinado
en sabores cítricos, una SFO Clam
Chowder que mira a San Francisco,
y un pollo picantón que reinterpreta
los guisos familiares. Muchos platos
se terminan frente al cliente, lo que
aporta ritmo y carácter a la expe-
riencia. Entre los postres, destaca
una mousse de chocolate memora-
ble: ligera, delicada, coronada con
AOVE y escamas de sal.
El producto como punto
de partida
La cocina de Gerardo se sostiene
en una premisa: el sabor manda.
Su despensa es fundamentalmen-
te nacional, con pescados galle-
gos enviados por un percebeiro de
confianza, carnes de Los Norteños
y verduras frescas de la huerta de
Aranjuez. Los platos, aunque senci-
llos en apariencia, esconden fondos
trabajados y técnicas depuradas.
Entre sus imprescindibles figuran
el tartar de gamba con salsa ame-
ricana, la ostra Rockefeller reinter-
pretada, la hamburguesa Café de
París bañada en su mítica salsa de
mantequilla y especias, o la costilla
glaseada con demi-glace y puré de
apio nabo.
Las propuestas de temporada apor-
tan ligereza: tomate de Tudela aliña-
do, lubina en sashimi con vinagreta
de naranja sanguina y pomelo, y
puerros con romesco que rinden
homenaje a su herencia catalana.
No falta tampoco la lubina a la vas-
ca, guiño al vínculo con el norte que
comparte con el propio Diego.
Un equipo joven que
marca la diferencia
El tercer pilar de Tribeca Bistró es
su equipo de sala. Dirigido por Ja-
vier Utrera, venezolano de 27 años,
la sala funciona con una filosofía
clara: hacer que el cliente se sienta
bien. «Si se van felices, lo hemos
conseguido», resume. Su juventud
no resta profesionalidad: el servicio
es cercano, atento, ágil y sin rigi-
deces, con una voluntad explícita
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