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LA RIOJA
Arca con las reliquias de San Millán
Foto inferior una copia de las Glosas Emilianenses
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San Millán de la Cogolla
Cuna de la lengua y del espíritu
Si hay un lugar donde el alma de La Rioja se vuelve
palabra, ese es San Millán de la Cogolla. Enclavado
entre montes y hayedos, este pequeño enclave monás-
tico encierra un tesoro que va más allá de lo religioso:
los primeros testimonios escritos del castellano y del
euskera. En los monasterios de Suso y Yuso, declara-
dos Patrimonio de la Humanidad, los monjes copistas
anotaron, allá por el año 1000, en los márgenes de los
textos latinos cultos las famosas Glosas Emilianenses,
pequeñas aclaraciones o traducciones al latín vulgar o
romance que hablaba el pueblo y que, sin saberlo, die-
ron origen al idioma que hoy se habla en medio mundo.
Tan solo 43 palabras con sentido y estructura gramati-
cal propia, contenidas, principalmente, en el Folio 72 y
referidas a una oración a la Santísima Trinidad.
Pero San Millán es mucho más que una reliquia lin-
güística: es un lugar de silencio, de piedra y de luz. El
monasterio de Suso, el más antiguo, conserva su aire
prerrománico y una belleza austera, mientras que Yuso,
levantado siglos después, exhibe una magnificencia ba-
rroca, con claustros, retablos y una biblioteca que huele
a pergamino y a sabiduría. Ambos, resumen el espíritu
riojano: fe, cultura y continuidad.
Monasterio de Yuso. © Rafael Lafuente





































































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