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DEVORANDO LIBROS
Para el segundo día, recorrer los Ca-
meros rumbo a las 7 Villas y desa-
yunar en la Venta Goyo en Viniegra
de Abajo es un plan que digo sí para
llenarse de energía, rotundidad, na-
turaleza y una vez más cultura. Por
ejemplo, visitar el Corral de come-
dias en Canales de la Sierra (el más
antiguo de la Rioja), o visitar el para-
je de Mansilla donde Ana María Ma-
tute pasó parte de su infancia y sus
lectores pueden reconocer en alguno
de sus libros. En ese camino están
también Las Viniegras, Montenegro
(ojo con las curvas) hasta llegar a Vi-
lloslada de Cameros en la vertiente
norte de otra de nuestras sierras in-
signias, el Parque Natural de la Sie-
rra de La Cebollera. Todo ese regre-
so a Logroño se puede ir parando en
pueblos anclados en el tiempo y aun
así con vida, mercados, restauran-
tes… Incluso hacer unos kilómetros
más y acercarse al Pantano Gonzá-
lez Lacasa en el Rasillo, o a Ortigo-
sa (tiene unas cuevas muy famosas
pero eso ya sería otra visita porque
se necesita tiempo). Casi regresan-
do a Logroño se puede hacer una
última parada para despedirnos en
el mirador de Cameros en Islallana
(si recuerdan los planos increíbles de
las Peñas de la película “Un amor”
de Isabel Coixet fueron rodados ahí).
Si les queda hambre para antes de
acostarse, ya en Logroño, cómo no,
un par de pinchos en La Laurel, pero
los de Logroño somos más de la Ca-
lle San Agustín, adoro los pinchos de
La Anjana; si más que pintxos, tienen
ganas de cenar en restaurante y ya
terminar por todo lo alto, La cocina
de Ramón o En Ascuas son dos que
me encantan.
¿Dónde diría que es el lugar
ideal en La Rioja donde poder
leer su novela, Mañana sere-
mos otro día?
Te digo tres según qué lector sea, si
es de librerías, la cafetería de Santos
Ochoa de Logroño, si es de Biblio-
tecas, yo adoro la Casa de Cultura
de Fuenmayor, es un edificio muy
bonito, en un entorno tranquilo y
muy bien atendida, pasé ahí mucho
tiempo de Universidad estudiando y
leyendo y si es al aire libre en la Boca
del Río, también en mi pueblo, Fuen-
mayor. Se llega por un camino entre
huertas y viñedos y sin esperarlo te
aparece el Río Ebro calmo, también
traicionero, pero lejos de todo.
¿Cómo ha influido tu identidad
riojana en tu forma de escribir
y en tu proceso creativo en
esta primera novela?
Principalmente que cuando comen-
cé a crear sus dos protagonistas no
podía imaginarlos en una urbe gran-
de como en las que he vivido y vivo
(Buenos Aires y Madrid), necesité
acercarlos a mí, que fueran de lugar
chico, o en el caso de él que se dedi-
cara al campo. Sentí que, si partía de
esos “lugares comunes” con mi infan-
cia y adolescencia, sabría entender-
los y caminar más a la par con ellos.
¿En qué medida los paisajes, la
cultura o la historia de La Rioja
han influido en la ambientación
o la trama de tu novela?
Además de lo que dije en la respues-
ta anterior, también se da algo en la
novela que es el sentido de comu-
nidad. Junto a sus dos protagonis-
tas, conviven otros personajes a su
alrededor, llenos de imperfecciones,
meteduras de pata, egoísmos y aun
así, les ayudan a sentirse en familia,
a serlo.
¿Hay algún lugar específico
de La Rioja que haya servi-
do como inspiración directa
para escenas o personajes de
tu libro?
No he tenido uno en concreto, pero
sí que en ocasiones cuando dudaba
de algún término del campo o busca-
ba alguna palabra referida a la tierra,
llamaba a mi padre a las horas que
sabía que estaba echando la partida
en Fuenmayor, así además del mus,
tenía cuatro diccionarios en total a
quien preguntar.
Si tu novela fuera un vino rio-
jano, ¿cuál sería y por qué?
Te diría que uno joven. Justamente
porque los que somos de aquí, los
bebemos más, no pasan por barri-
cas, son más frescos, pero también
más primarios. Pese a todo lo que
sus protagonistas han vivido, me
gusta imaginarlos así.
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