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EL CAPRICHO DE GAUDÍ
Detalle de uno de los balcones del salón principal
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Vista del invernadero, una de las estancias más luminosas de la casa
La torre circular con su remate en forma de mirador
recuerda a un tallo que crece hacia el cielo, mientras
que los balcones y cornisas evocan elementos vege-
tales u otros de gran simbolismo. Gaudí, que conce-
bía la arquitectura como un organismo vivo, anticipa
aquí la fusión entre entorno y edificación que desarro-
llaría con plenitud en la Sagrada Familia.
La música, por su parte, está íntimamente ligada a la
figura de Díaz de Quijano, melómano empedernido
que deseaba una casa donde pudiera vivir rodeado
de su pasión. Gaudí diseñó ventanas y estancias que
evocaban notas musicales y ritmos, y concibió la es-
tructura de la vivienda como una partitura arquitectó-
nica en la que cada elemento tenía su tempo. Incluso
los ventanales con vidrieras de colores y los arcos
contribuyen a generar una sensación de cadencia,
como si el edificio respirara al compás de una melo-
día. Pentagramas, notas musicales, hasta claves de
sol en las barandillas de la torre, salpican la facha-
da. El salón principal, diseñado para dar conciertos,
con el techo abovedado para mejorar la acústica, así
como sus bancos exteriores a modo de palcos de un
teatro que permitirían oír ejecuciones musicales como
si estuviéramos dentro, nos confieren la sensación de
que la casa es una partitura al completo.

