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BALEARES
Costa norte de Ibiza
Baleares, alma de mar y piedra
Texto y fotos: Joaquín del Palacio - joaquingeografo@gmail.com
Cala de San Vicente en Ibiza
Los frondosos pinares ibicen-
cos y los de su isla herma-
na, Formentera, inspiraron a
los griegos para denominar-
las Pitiusas (pitys, pino en griego).
Mientras que Mallorca y Menorca
para ellos eran Gimnesias (gymnós,
desnudo) porque sus habitantes, casi
desnudos y sin protección, maneja-
ban hondas para defenderse, evitan-
do así la lucha cuerpo a cuerpo. Y el
nombre de Baleares procede de esta
frase cartaginesa: Ba’lé yaroh (maes-
tros del lanzamiento de piedras).
La naturaleza balear es tan poderosa
que aquellos antiguos navegantes re-
conocerían actualmente muchos pai-
sajes y siluetas de referencia porque
apenas han variado desde que arriba-
ron hace decenas de siglos. Los perfi-
les de montañas y costas o el aspecto
de los bosques e islotes permanecen
muy similares. Incluso la multitud de
monumentos talayóticos que hallaron
por doquier entonces, aún continúan
impasibles, viendo el tiempo transcu-
rrir y casi en el mismo estado que los
vieron los romanos al llegar. Paisajes
inmutables que todavía permanecen.
Montañas que surgen
del mar
Vista desde el mar parece un inmenso
muro pétreo repleto de cerros de for-
mas caprichosas. La sierra de la Tra-
montana se eleva hasta los 1.445 m
de Puig Mayor formando una agreste
formación que conserva rincones de
leyenda. Abruptos paisajes de blan-
quecina roca caliza se yerguen desa-
fiando los azules celestes y marinos
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